La Cuestión Laboral Como Clave del Desarrollo Sostenible
Si el trabajo, como hecho social, es constructor de identidad, es la palanca que permite la construcción de bienestar social sostenible, su valoración e integración en espacios de inclusión y participación ciudadana tiene un rol preponderante.
Al partir del principio consensuado según el cual todos los seres humanos, sin distinción de raza, credo o sexo tienen derecho a perseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de oportunidades”(OIT,1944).
Es posible construir una agenda de visibilidad y de reconocimiento de modalidades de empleo de contenido no clásico complementaria al trabajo formal asalariado y dependiente , estructurado sobre acciones de emprendiendo productivos emergentes cuya valoración en términos urbanos demanda espacios de convivencia inteligentes y sostenible donde el concepto de ciudades de inclusión tiene una relevancia significativa.
El trabajo, en sus distintas modalidades, implica un proceso que articula la fuerza laboral y medios en la producción de bienes y servicios.
La revolución de los medios de trabajo así como las exigencias de las nuevas formas de producción, demandan nuevas maneras de articulación. Las nuevas formas de articulación laboral están relacionadas con un cambio en la concepción del empleo y las asignaciones salariales o de compensación remunerativa, siendo la empleabilidad el concepto clave.
El mundo del trabajo se revaloriza como capital humano convirtiendo la educación, la formación traducida en competencias, en las claves de la inserción laboral. El trabajo como hecho social e histórico se redefine en sus acciones modernizantes, se descoloca lo colectivo para dar paso a lo individual, se pasa del trabajo abstracto a acciones laborales centradas en el individuo, revalorizado este como capital humano bajo el concepto de la empleabilidad, con trayectorias laborales individuales y sometidas a riesgos.
La cuestion laboral como clave del desarrollo sostenible
Es un hecho común señalar las implicaciones que la revolución científica y tecnológica tiene y seguirá teniendo sobre el mundo del trabajo, al introducir modificaciones importantes en la configuración de los sistemas productivos, en la organización del trabajo, así como en las denominaciones que se dan a las formas de contratación y uso de la fuerza de trabajo.
Aparecen nuevas formas de trabajo, en el ámbito de la producción así como en los servicios. Hablamos de nuevas maneras de articulación productiva con aplicaciones novedosas, donde la automatización, la robótica, la burótica, abren espacios de nuevas calificaciones laborales, nuevos operadores con sustanciales diferencias de formación, aparecen nuevos oficios articulados a la producción de símbolos, y una nueva realidad laboral, donde la virtualidad toma cuerpo gracias a las aplicaciones que se hacen a partir de las nuevas modalidades de comunicación y manejo de la información.
En este contexto, el ciberespacio es una realidad que configura relaciones sociales virtualizadas y que obviamente permite emerger nuevos conceptos como el de comunidad laboral y nuevas formas de trabajo como el teletrabajo o el trabajo virtual; entre otros.
Se trata de un desplazamiento conceptual y operativo que recoloca el análisis en nuevas modalidades de contratación y de ejercicio de lo laboral y social. En ese sentido, se impone hacer un ejercicio de análisis de estas nuevas formas de relación y observar sus implicaciones a la luz del trabajo como hecho histórico y social.
La construcción de una sociedad sostenible tiene en el trabajo creador e innovador, la palanca que permite la transferencia del saber al hacer, del conocimiento a la acción productiva , al tiempo que facilita la adjudicación de responsabilidades compartidas, con capacidad de darle contenido a la acciones colaborativas intermediadas por el uso de las TIC.
Una sociedad inclusiva es un espacio de intervención ciudadana en lo cultural, económico, lo social siendo el trabajo, como hecho social transformador, eje transversal de la acción social.
Una sociedad inclusiva activa espacios de afiliación social.
Educa al ciudadano laboral, teje acciones afectivas y colaborativas de solidaridad, disfruta de los espacios público en ejercicio de sus derechos sociales y políticos, al tiempo que estimula espacios económicos no convencionales para atender demandas no satisfechas, pone de manifiesto mercados laborales emergentes conectados con los estados de necesidades sociales, reconoce nuevos espacio laborales no visibles en sus reconociendo normativos en su identidad y en su movilidad.
Una sociedad inclusiva es esencialmente un espacio de convivencia ciudadana, que en atención a la naturaleza de las acciones de trabajo emergentes, amplía su concepto más allá del trabajo asalariado en acciones laborales disruptivas, operándose una metamorfosis de la cuestión laboral cuya caracterización las valorará al tiempo que permite construir agendas de intervención socio laboral en respuesta a la crisis del trabajo asalariado y el reconocimientos a esferas de trabajo no convencionales signadas por nuevos jornaleros digitales ( uberización de la economía y el trabajo) o trabajadores virtualizados y conectados con el sector manufacturero.
La emergencia de las economías basadas en plataformas, la diversificación de los tipos de contrato y la naturaleza cada vez más compleja de las cadenas mundiales de suministro fragmentadas, así como la generaciones de acciones técnicas con capacidad para relacionar en tiempo y espacio a productores y consumidores, demandantes de servicios exige un abordaje sistemático para valorar su impacto y sostenibilidad.
En este contexto se impone: La Cuestión Laboral Como Clave del Desarrollo Sostenible
- a.- Evaluar la situación actual del trabajo y sus tendencias y formas de articulación en el concepto de las Ciudades Inteligentes y Sostenibles (CIS).
- b.- Valorar como necesario el abordaje de la gobernanza laboral en términos democráticos, tener como referente el tema del empleo y el trabajo en condiciones dignas; como derechos humanos; evaluar las nuevas modalidades de empleo, así como su rol en la construcción de las nuevas modalidades de inserción laboral.
- c.- Caracterizar el rol de los trabajadores en las nuevas construcciones urbanas y sus demandas sociales; movilidad, servicios, formación y alfabetización tecnológica integrativa, administración urbana del ocio, acceso y democratización de los saberes así como apropiación de los bienes culturales, sociales y políticos.
- d.- Construcción de una agenda de intervención socio laboral que ubique de relieve las betas o filones de empleo (minería laboral) que contribuya al desarrollo de acciones de transformación social, así como la construcción y diseño de un andamiaje jurídico que reconozca, valore y compense -social y económicamente- las formas no visible de empleo.
- Y por último, observar el mercado laboral en su estructura etaria a objeto de valorar positivamente la existencia de un bono demográfico que debe ser activado e intervenido en términos de trabajo decente y productivo como garantía de sostenibilidad social.
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Referencias: Organización Internacional del Trabajo – ILO
https://www.ilo.org
Por: Yamile Delgado de Smith.